¿Hasta qué punto es importante el color del suelo en los cultivos? Aunque a veces se pasen por alto, el color del suelo agrícola y su textura, son factores que pueden hablarnos de la calidad del suelo y de su idoneidad para la plantación de un determinado cultivo.
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En este artículo vamos a contarte qué tipos de suelos agrícolas existen y cómo podemos conocer su calidad a través de su color.
Tipos de suelos agrícolas y el color del suelo
La edafología es la ciencia que se encarga de estudiar la importancia del suelo en agricultura y en la rentabilidad de los cultivos. Según esta disciplina, podemos diferenciar los siguientes tipos de suelo agrícola:
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Suelos arcillosos
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Suelos francos
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Suelos arenosos
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Suelos limosos
Esta clasificación atiende no sólo al color del suelo en los cultivos, sino que parte de la cantidad de espacio poroso que hay en el suelo como consecuencia del tamaño de las partículas de tierra.
Cuanto más grandes sean las partículas de suelo, más espacio poroso hay y menos agua se almacena en el suelo. Pero vamos a conocerlos con más detenimiento.
Suelos arcillosos
Los suelos arcillosos se caracterizan por su color rojizo o anaranjado. Estos son suelos con partículas extremadamente pequeñas, lo que les otorga una textura suave y pegajosa. Se trata de suelos ricos en materia orgánica, que retienen agua muy eficazmente debido a su textura compacta. Esto puede ser beneficioso para las plantas en épocas secas, ya que proporciona un suministro constante de humedad. Aunque la retención de agua también puede ser una desventaja, ya que los suelos arcillosos pueden volverse muy fangosos cuando se saturan de agua y tienen un drenaje deficiente.
Los suelos arcillosos son generalmente ricos en nutrientes, lo que los hace adecuados para la agricultura. Sin embargo, su textura compacta puede dificultar que las raíces de las plantas penetren y se desarrollen.
Suelos Francos
Los suelos francos son un equilibrio entre los suelos arcillosos y arenosos, lo que les otorga una textura intermedia. Son suelos con una capacidad de retención de agua moderada, que no retienen agua en exceso ni la drenan muy rápido, lo que hace que sean aptos para una amplia variedad de cultivos.
La textura de los suelos francos es uniforme y no tiende a compactarse en exceso, lo que facilita el crecimiento de las raíces de las plantas
Suelos arenosos
Los suelos arenosos tienen partículas más grandes y, por lo tanto, una textura más áspera. Debido a sus partículas más grandes y sueltas, los suelos arenosos tienen un excelente drenaje. El agua se filtra a través de ellos rápidamente, lo que puede ser un desafío para mantener la humedad del suelo.
Por otra parte, los suelos arenosos retienen mal los nutrientes, ya que los lavan con facilidad debido al rápido drenaje. Esto puede requerir una fertilización adicional en la agricultura.
Suelos limosos
Los suelos limosos retienen agua de manera efectiva, proporcionando una fuente constante de humedad para las plantas. Y aunque retienen agua, los suelos limosos también tienen un drenaje adecuado, evitando el encharcamiento.
El color del suelo limoso presenta tonos oscuros y negros, que se deben a su alto contenido en materia orgánica.
La elección del tipo de suelo depende de sus necesidades específicas, ya sea para la agricultura, la jardinería o la construcción. Cada tipo de suelo tiene sus ventajas y desventajas, y comprender estas diferencias es esencial para aprovechar al máximo su uso.
Conclusión: ¿Cómo saber qué tipo de suelo tengo?
Lo más habitual es que el suelo no sea uniforme, sino que presente diferentes propiedades dadas las características geológicas y climáticas de cada zona.
Una forma de saber qué tipo de suelo tengo es la inspección visual. Los colores claros son más característicos de las arenas, los rojos de las arcillas y los negros de los limos. La textura del suelo también nos dará información sobre el tipo de suelo que tengo.
Si agregas agua y puedes formar bolas sin que se rompan, el suelo es arcilloso. Si no se puede formar ningún tipo de figura, probablemente estés ante un suelo arenoso. Los suelos limosos permiten la formación de bolas, pero se desmenuzan fácilmente.
Aunque la vía más exacta para conocer las características del suelo es hacer una analítica del suelo agrícola.
Conocer tu tipo de suelo te dará información sobre los nutrientes a los que tienen acceso tus cultivos, y también sobre las posibles deficiencias que requieren el uso de nutrientes, fertilizantes y correctores de carencias.